martes, 17 de marzo de 2015

Los argonautas


Jasón aceptó el desafío y le pidió a un maestro armador, de nombre Argos, que le construyera una embarcación nunca vista, con cincuenta remos, a la cual Atenea fijó en la proa una pieza de roble de Dodona, que tenía el poder de hablar. La nave fue llamada Argo y Jasón reunió cincuenta voluntarios de todas partes de Grecia para que zarparan con él: a cambio, la gloria y la fama acompañarían de por vida a los que participaban en la búsqueda del vellocino de oro.

El grupo elegido incluía al héroe Heracles, el músico Orfeo, Tifis, el hábil timonel; Linceo, el vigía, cuya vista era tan aguda que podía penetrar a través de la tierra; Cástor, el gran jinete, y Pólux, su hermano, el poderoso púgil; Ificlo famoso por su destreza como corredor, tan rápido que podía correr sobre un campo de trigo sin sus espigas; el veloz Eufemo, que podía correr por encima de las olas sin mojarse los pies; los hijos de Bóreas, Zetes y Calais, que siendo hijos de un dios del viento, poseían alas y podían volar; Periclímeno, que en combate podía pedirle a Poseidón lo que sea; el noble Peleo y Telamón, quienes serían respectivamente padres de Aquiles y Ayax, héroes de la guerra de Troya; Mopso, el adivino, y varios otros valerosos héroes con grandes habilidades. Argos zarpó de Yolco hacia la isla de Lemnos y pasó por el Ponto Euxino; Misia, una zona al este del mar Egeo; y Tracia.


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