De algún modo se podría considerar que este film es autobiográfico, ya que Fellini, al igual que Titta ( chico de quince años y figura central de la historia ) vivió su infancia en un pequeño pueblo costero al norte de Italia. El director tiene una forma de contar la historia que me resulta fascinante. La realidad en algunas ocasiones está muy exagerada. Tal y como nos ocurre a todos, adornamos en nuestra cabeza los acontecimientos que nos dejan huella. La realidad y el subconsciente se enredan continuamente.
Se narra a lo largo de una serie de episodios, la vida de este pueblecito y sus habitantes, en la Italia fascista de los años treinta, antes de la Segunda Guerra Mundial. Durante algo más de dos horas asistimos a un desfile de personajes y sucesos de lo más variopinto. Desde la familia, los profesores y alumnos del colegio, a las señoras montando en bicicleta, la "Gradisca" ( todo un símbolo sexual para los adolescentes y adultos), la "Volpina" ( la lasciva prostituta ninfómana ) o esa rotunda estanquera de grandes pechos a la que dedico la ilustración.
Para terminar quiero decir que por alguna razón, en esta película veo reflejada mi propia infancia y adolescencia en El Puerto de Santa María ( lugar donde viví hasta que fuí a la Universidad ). Evidentemente no son iguales estos dos lugares, pero hay algo en algunas escenas, como las de la playa, la familia o el carácter del pueblo que me resulta muy cercano, que hacen que le tenga especial cariño a esta historia.